Desafortunada fue la sorpresa de cada uno de los santaroseños que se iba enterando de que en las mismas puertas del lugar donde viven, la comuna viene construyendo unas lagunas de oxidación. A escasos metros de la zona urbana y justo frente al terminal pesquero, hasta donde llegan los productos hidrobiológicos que consume la región.
Nadie les consultó, les informó, ni les avisó de esta obra, así que preocupados por las consecuencias, los trabajadores del terminal pesquero ya expresaron su total rechazo con una marcha de protesta realizada esta semana, pero aun así y de manera sorprendente, como en ninguna de sus pocas obras, el alcalde viene dando un empuje único a esta construcción, donde se puede observar más de una docena de vehículos de maquinaria pesada realizando labores sin descanzo.
El tema es claro, la construcción de lagunas de oxidación al ingreso del distrito de Santa Rosa ocasionaría daños sanitarios, ecológicos y económicos, directos a la población cercana (e indirectos a zonas como Pimentel), ya que afectaría la salud de la población, el medio ambiente del distrito, tendría un impacto negativo en el turismo y golpearía económicamente a cientos de familias que subsisten de la comercialización de pescados y mariscos.
Al parecer, la comuna de Santa Rosa no ha evaluado los serios problemas que acarrea este proyecto, la inviabilidad que presenta, pero sobre todo los severos perjuicios que ocasionaría en Santa Rosa, ya que en apreciación lógica, el lugar escogido es una zona no apta para realizar una obra de este tipo. Aun así, el municipio hace caso omiso a estas advertencias.
Su ubicación al ingreso del distrito, además de atentar contra imagen de Santa Rosa, expone a la población a un constante vector de enfermedades de la piel y respiratorias, donde los niños siempre son los primeros afectados.
Así mantiene el alcalde las principales calles y el parque central de Santa Rosa.
El trabajo del alcalde Andrés Palma Gordillo, deja mucho que desear entre los ciudadanos, quienes rechazan su gestión por no haber hecho nada significativo a lo largo de su periodo.
Basta recorrer el distrito para darse cuenta que en todos estos años, no hay obra alguna que se deje notar, lo que crea mucha suspicacia entre la población por la premura con la que actua en este caso.
Quizá el alcalde debió ocuparse de trabajar un proyecto para evitar que las aguas fétidas y putrefactas del dren que se encuentra al ingreso del distrito, contamimen las aguas del balneario. Un problema que afecta incluso a las playas de Pimentel.