El norte tiene lo suyo: desarrollo y descentralización

sábado, 26 de junio de 2010

Las noticias económicas son alentadoras. El producto bruto interno (PBI) ha tenido altos picos mensuales, de hasta 9%, que han determinado que incluso el Gobierno anuncie medidas para evitar un sobrecalentamiento de la economía. El Perú va por buen camino.

El reto actual es estabilizar la tendencia de crecimiento y que ello se traduzca en desarrollo, con la mayor base posible de beneficiarios, con equidad, inclusión y en paz. En ese sentido hay que impulsar la capacidad de creación de riqueza entre la mayoría de la población con un esfuerzo descentralizador. Le compete al Estado jugar un rol promotor y al sector privado brindar el mejor de los ejemplos, a través de su compromiso con los importantes programas de responsabilidad social que sacan adelante distintos sectores.

En este escenario optimista cabe destacar el empuje y dinamismo de varios departamentos del norte, como La Libertad, Lambayeque y Piura, donde la iniciativa privada ha aportado significativamente al PBI nacional a través de la consolidación de la agroindustria y también de la inversión sostenida en pesca, minería, manufactura y últimamente en construcción.

Como resultado de este “boom”, con alto ingrediente exportador al que ha contribuido decididamente la política gubernamental de apertura comercial y suscripción de tratados de libre comercio con varios países, diversas empresas están anunciando la ampliación de su capacidad productiva y con ello la creación de nuevos puestos de trabajo.

En Trujillo, Chiclayo y Piura se desarrollan nuevas urbanizaciones, en tanto que empresas nacionales y extranjeras invierten en centros comerciales, supermercados y tiendas por departamento lo que demuestra la buena salud del mercado norteño y el crecimiento de la capacidad de consumo de sus habitantes.

El norte no acaba aquí. Su potencial turístico es superlativo. Las playas de Máncora, Punta Sal, Cabo Blanco, Colán, Pimentel y Huanchaco tienen aún gran margen para ser aprovechadas racionalmente para el turismo: pesca deportiva de altura, tabla hawaiana o simplemente el descanso. Hay que sumar a ellas la impresionante variedad del arte popular y la cocina regional norteña. La zona exhibe, además, inmensos tesoros arqueológicos, como Chan Chan por ejemplo, imponentes casonas y templos virreinales, y subexplotados recursos termales, como los de Cachicadán en la sierra liberteña. A cada paso hay poblados tranquilos y llenos de historia. Hay en la zona, además, museos de primera talla, como el del Señor de Sipán o el recientemente inaugurado de Huacas de Moche, en los alrededores de la ciudad de Trujillo, todo lo que convierte al norte en un interesantísimo polo de atracción turística y de inversiones. Es ya un circuito de talla mundial que ha de vincularse con Kuélap, en la selva norte, ciudadela precolombina que bien puede competir como destino con Machu Picchu.

Pero con el crecimiento económico han aparecido problemas relacionados con la seguridad ciudadana. Toca aquí a los alcaldes y gobiernos regionales coordinar con el Ministerio del Interior la implementación de políticas que devuelvan el orden, seguridad y tranquilidad a localidades hoy afectadas por bandas de delincuentes.

Observando la experiencia norteña no queda duda de que el Gobierno, los gobiernos regionales y locales, y el empresariado pueden coordinadamente extender el crecimiento dinámico e inclusivo al resto del país, creando bienestar para todos los peruanos.


Fuente: elcomercio.pe

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