Por: Iván Slocovich Pardo
Es una pena y una lastima, así como una gran preocupación, que una reciente encuesta realizada en las 25 regiones del país, haga notar que Lambayeque, en especial Chiclayo, es la ciudad más insegura del país. La inseguridad -nota la encuesta- se debería a que económicamente la región tiene un crecimiento envidiable, pero junto a ese desarrollo económico también crece la delincuencia y en forma imparable.
El resultado de la encuesta no es ninguna novedad, pues desde mediados del año 2008 los chiclayanos somos testigos que hemos sufrido un gran cambio en el tema de la seguridad ciudadana. Los robos y asaltos por bandas de "marcas" están a la orden del día e incluso, las fechorías se cometen en pleno día y calles céntricas de la ciudad.
De las extorsiones ni que hablar; pues a pesar que los responsables de la seguridad gritan a los cuatro vientos que los extorsionadores están tras la s rejas, este tipo de delito se sigue dando debido a que los cabecillas o cerebros de las extorsiones no han sido puestos al descubierto.
A todo ello, los chiclayanos también corremos el riesgo de convertirnos en testigos de vendetas callejeras entre delincuentes de bandas organizadas, tan similar a lo que ocurre en Trujillo y Lima, donde los asesinatos son el como el "pan del día". Si es que el comando de la II Dirección Territorial de la PNP sigue desarrollando operativos sin rumbo o mejor dicho, sin tener un plan de operaciones que lleve a los agentes a obtener resultados positivos, así como elaborar efectivos planes de inteligencia para dar tranquilidad y seguridad a los ciudadanos, esos violentos días no estarían muy lejos.
Los recientes ataques entre delincuentes a las viviendas de sus progenitoras, como mensajes que ni uno ni el otro se pueda meter en el "negocio de las extorsiones", sería un problema más que la Policía tiene que tratar con pinzas y asumir con mucho tino para evitar que las calles de Chiclayo se conviertan en escenario de enfrentamientos y crímenes de presuntos sujeto al margen de la ley.
Los chiclayanos no queremos que nuestras calles, las que en la actualidad son inseguras, se vuelvan más peligrosas, al convertirse en centros de enfrentamientos entre delincuentes o lugares de descanso de cuerpos de personas sin vida, y la policía se limite a dar cuenta que los hechos negativos ocurridos, fueron producto de un presunto acto de venganza o ajuste de cuentas.
Los ciudadanos queremos seguridad y que esta seguridad sea asumida con responsabilidad. Que cada unidad de la policía cumpla sus funciones con dedicación y sobre todo con profesionalismo.
Sin ir muy lejos, el personal de Radio Patrulla, algunos, no estaría cumpliendo la función que dentro del organigrama de la PNP se les ha asignado, pues es común ver a diario a algunos de estos agentes interviniendo motos, mototaxis, taxis, así como cuidar bares, discotecas, restaurantes. Por toda esa irresponsabilidad y aprovechamiento de la confianza, Lambayeque es considerado como la ciudad más inseguridad.
Fuente: www.correoperu.com.pe
Es una pena y una lastima, así como una gran preocupación, que una reciente encuesta realizada en las 25 regiones del país, haga notar que Lambayeque, en especial Chiclayo, es la ciudad más insegura del país. La inseguridad -nota la encuesta- se debería a que económicamente la región tiene un crecimiento envidiable, pero junto a ese desarrollo económico también crece la delincuencia y en forma imparable.
El resultado de la encuesta no es ninguna novedad, pues desde mediados del año 2008 los chiclayanos somos testigos que hemos sufrido un gran cambio en el tema de la seguridad ciudadana. Los robos y asaltos por bandas de "marcas" están a la orden del día e incluso, las fechorías se cometen en pleno día y calles céntricas de la ciudad.
De las extorsiones ni que hablar; pues a pesar que los responsables de la seguridad gritan a los cuatro vientos que los extorsionadores están tras la s rejas, este tipo de delito se sigue dando debido a que los cabecillas o cerebros de las extorsiones no han sido puestos al descubierto.
A todo ello, los chiclayanos también corremos el riesgo de convertirnos en testigos de vendetas callejeras entre delincuentes de bandas organizadas, tan similar a lo que ocurre en Trujillo y Lima, donde los asesinatos son el como el "pan del día". Si es que el comando de la II Dirección Territorial de la PNP sigue desarrollando operativos sin rumbo o mejor dicho, sin tener un plan de operaciones que lleve a los agentes a obtener resultados positivos, así como elaborar efectivos planes de inteligencia para dar tranquilidad y seguridad a los ciudadanos, esos violentos días no estarían muy lejos.
Los recientes ataques entre delincuentes a las viviendas de sus progenitoras, como mensajes que ni uno ni el otro se pueda meter en el "negocio de las extorsiones", sería un problema más que la Policía tiene que tratar con pinzas y asumir con mucho tino para evitar que las calles de Chiclayo se conviertan en escenario de enfrentamientos y crímenes de presuntos sujeto al margen de la ley.
Los chiclayanos no queremos que nuestras calles, las que en la actualidad son inseguras, se vuelvan más peligrosas, al convertirse en centros de enfrentamientos entre delincuentes o lugares de descanso de cuerpos de personas sin vida, y la policía se limite a dar cuenta que los hechos negativos ocurridos, fueron producto de un presunto acto de venganza o ajuste de cuentas.
Los ciudadanos queremos seguridad y que esta seguridad sea asumida con responsabilidad. Que cada unidad de la policía cumpla sus funciones con dedicación y sobre todo con profesionalismo.
Sin ir muy lejos, el personal de Radio Patrulla, algunos, no estaría cumpliendo la función que dentro del organigrama de la PNP se les ha asignado, pues es común ver a diario a algunos de estos agentes interviniendo motos, mototaxis, taxis, así como cuidar bares, discotecas, restaurantes. Por toda esa irresponsabilidad y aprovechamiento de la confianza, Lambayeque es considerado como la ciudad más inseguridad.
Fuente: www.correoperu.com.pe
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